El Avaro Mercader
Erase un mercader tan avaro que, para ahorrarse la comida de su
asno, al que hacía trabajar duramente en el transporte de
mercancías, le cubría la cabeza con una piel de león y como la gente
huía asustada,
el asno podía pastar en los campos de alfalfa.
Un día los campesinos decidieron armarse de palos y hacer frente al
león.
El pobre asno, que estaba dándose el gran atracón, rebuznó espantado
al ver el número de sus enemigos.
-Es un borrico! -dijeron los campesinos-. Pero la culpa del engaño
debe ser cosa de su amo. Sigámosle y descubriremos al tunante.
El pobre asno emprendió la gran carrera hasta la cuadra del
mercader; y tras él llegaron los campesinos armados con sus palos
propinando tal paliza al avaro, que en varios días no pudo moverse.
Al menos la lección sirvió para que aquel avaricioso alimentase a su
asno con pienso comprado con el dinero que el fiel animal le daba a
ganar.
FIN
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jueves, 17 de septiembre de 2009
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