jueves, 17 de septiembre de 2009
LA NUEZ DE ORO
La Nuez de oro
La linda Maria, hija del guardabosques, encontró un día una nuez de
oro en medio del sendero.
-Veo que has encontrado mi nuez.
Devuelvemela -dijo una voz a su espalda.
María se volvió en redondo y fue a en- contrarse frente a un ser
diminuto, flaco, vestido con jubón carmesí y un puntia-gudo gorro.
Podría haber sido un niño por el tamaño, pero por la astucia de su
rostro comprendió la niña que se trataba de un duendecillo.
-Vamos, devuelve la nuez a su dueño, el Duende de la Floresta
-insistió, inclinándose con burla.
-Te la devolveré si sabes cuantos pliegues tiene en la corteza. De
lo con-trario me la quedaré, la venderé y podré comprar ropas para
los niños pobres, porque el invierno es muy crudo.
-Déjame pensar..., ¡tiene mil ciento y un pliegues!
María los contó. ¡El duendecillo no se había equivocado! Con
lágrimas en los ojos, le alargó la nuez.
-Guárdala -le dijo entonces el duende-: tu generosidad me ha
conmovido. Cuando necesites algo, pídeselo a la nuez de oro.
Sin más, el duendecillo desapareció.
Misteriosamente, la nuez de oro procuraba ropas y alimentos para
todos los pobres de la comarca. Y como María nunca se separaba de
ella, en adelante la llamaron con el encantador nombre de 'Nuez de
Oro".
FIN
Cuentos Infantiles
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